26 de septiembre de 2010

EL TOQUE TIERNO DE DIOS - PARTE IV


-Los problemas son oportunidades-

Todos los seres humanos deben pasar por dos experiencias: vida y muerte. Estas son el denominador comun de todas. La vida y la muerte son los extremos, como las pastas de los libros, y todo lo que vivamos en el medio constituye los tomos que llamamos "mi vida".

Tenemos poco control de muchos aspectos de nuestra vida y muerte. Las heridas, el dolor y el sufrimiento que encontramos en la vida, destruyen a la persona o la hacen mas productiva. Y en algunos casos lamentables, realmente llevan a la gente a terminar con su vida.

Las desagradables experiencias de la vida a menudo no nos permiten controlarlas cuando llegan, pero, en la mayoria de los casos, podemos ejercer el control de las averias y el control del aprendizaje.

¿Como podemos tu y yo superar los grandes obstaculos que nos confrontan? ¿Como podemos aprender de las situaciones dolorosas que, a veces, nos infligimos nosotros mismos sin darnos cuenta? ¿Siquiera es esto posible? ¿Tu dolor te programo para que creyeras que es casi imposible encontrar alivio?

Entonces, quiero darte una esperanza. Una esperanza tan grande, tan maravillosa que descubriras la gloriosa alegria de vivir. Descubriras como podemos no solo entendernos con los dolores de la vida, sino triunfar sobre ellos: "El regimen sanador de Dios".

En su sabiduria tan grande, Dios ha previsto una pauta basica para el tratamiento de nuestras heridas.

El plan de Dios es sencillo:
*Parar la sangre
*Curar y vendar la herida
*Dejar que Dios sane

Los golpes llegan a la gente de muchas formas. A menudo, aunque la "hemorragia" no adopte la forma de sangre roja, el acto es igual de real. De manera que el regimen de Dios tambien funciona para sanar cuando la herida es emocional, o cuando es introducida por el uso de drogas.

Dios receta el mismo tratamiento basico: Parar la sangre, Curar y vendar la herida, y Dejar que Dios sane. El y solo el es el Sanador. ¡Y que trabajo hace! El toque tierno de Dios esta organizado conforme a este regimen de sanidad divina.

-Mike Mac Intosh-

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