Los cristianos a veces tenemos los sentimientos confundidos acerca de nuestros pecados.
Tenemos miedo de ser dañados por nuestros pecados,
y queremos ser perdonados.
Pero no estamos seguros de querer librarnos de
ellos ya ahora.
Un hombre me dijo que tiene un mal hábito que está estorbando
su comunión con Dios y que daña su testimonio cristiano.
Dice que ruega que Dios le perdone por su adicción, pero no lo
deja. Me recuerda al hombre del antiguo relato que a menudo iba al frente de la
iglesia y se arrodillaba ante el altar y oraba: "Señor, quita las telarañas de
mi vida" .
Un domingo su pastor, cansado de oír la misma vieja oración, se
arrodilló al lado de él y clamó: "¡Señor, mata la araña!"
Si, a veces es necesario una acción radical para romper un
hábito pecaminoso. Tenemos que hacer más que pedirle a Dios limpieza cada vez
que sucumbimos a la tentación, por importante que esto sea. También tenemos que
pedir a Dios que nos ayude a tomar los pasos necesarios para mantener las
telarañas fuera de nuestras vidas.
Tenemos que aborrecer nuestros pecados, confesar nuestra
esclavitud al mismo, y decidir terminar con ellos. Luego tenemos que llenar
nuestras mentes con buenos pensamientos y mantenernos apartados de la gente y de
los lugares asociados con nuestros pecados. Esto es lo que Cristo quería decir
cuando dijo: "Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo"... Matar la araña
impide que se acumulen las telarañas.
La admisión del pecado no es suficiente: Es preciso abandonarlo
Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo.
(Mateo 5:29)
Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su
corazón; y dijo David al Señor: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto;
mas ahora, oh Dios, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he
hecho muy neciamente. 2 Samuel 24:10.